Asesoría Financiera (Advisory)
Derivados
Nuestro cliente, un fondo que tenía una participación mayoritaria en una concesionaria de autopistas se dio cuenta de que la financiación del proyecto (Project Finance) tenía dos tipos de permutas (swaps) uno de inflación y otro de tipo de interés. El fondo vio una oportunidad de realizar varias decenas de millones de euros de la inversión.
Nuestro cliente realizando ciertos cálculos se dio cuenta de que la permuta de inflación estaba ganando más de 70 millones de euros, mientras que las de tipo de interés iban perdiendo una cantidad ligeramente superior.
Su idea consistía en cancelar la permuta de inflación dejando sin cancelar las de tipo de interés. Efectivamente cancelar dicha permuta permitiría el ingreso en efectivo de una cantidad muy significativa de dinero. Pero eso no significaba que fuese algo positivo para la concesionaria.
Los derivados hay que valorarlos a valor de mercado. Realizar ese valor del derivado no implicaba que la concesionaria entrara en beneficios. El motivo es que realizar el beneficio de la permuta de inflación no implicaba que la pérdida del derivado de tipo de interés no siguiera existiendo. Con lo cual desde el punto de vista de generación de beneficios la operación propuesta era neutra.
Pero es que además la cancelación de una permuta supone unos costes de cancelación que incluyen, coste de comisiones bancarias y notarías. Esos costes, lógicamente, si impactan en la cuenta de resultados. Con lo que la operación propuesta implicaba perores resultados peores que dejando la permuta (swap) de inflación sin cancelar.
Finalmente convencimos al cliente de que la estructura diseñada con anterioridad era perfecta desde el punto de vista de cobertura de riesgos. El motivo es que la permuta de inflación cubría las situaciones en la que los peajes no habían subido nada ya que la inflación había pasado por épocas de valor 0 y negativo. La permuta de tipos de interés hacía lo propio con los tipos de interés fijándolos en una cantidad fija invariable frente a los movimientos de tipos.
Es decir, la concesionaria tenía beneficios fijos independientes de los movimientos de inflación o tipos de interés. Con lo cual, la concesionaria gozaba de la situación de riesgos ideal en un negocio ya que era inmutable a lo que ocurriera en las variables macroeconómicas y solo dependía de los coches que circulaban por la autopista.